jueves, 27 de diciembre de 2007

SE AVECINAN CAMBIOS RADICALES EN EL SISTEMA POLÍTICO ESTADOUNIDENSE: SU IMPACTO EN EL DESARROLLO CHILENO

Fernando Duque
Profesor Titular Ciencia Política

Octubre, 2007

Introducción:

Mucho se ha dicho que el 11 de septiembre del 2001 cambió el mundo y así se dio verdaderamente inicio al siglo XXI. En verdad parece ser que esa fecha definitivamente indica un cambio paradigmático en las relaciones internacionales. Esta es la primera vez en su historia que los Estados Unidos son atacados en su territorio continental, produciendo la muerte de mas de 3.000 personas y perdidas materiales por sobre los 500 mil millones de dólares. Aquel día los estadounidenses descubrieron que su país era vulnerable a ataques terroristas, y se concluyo que esta situación intolerable debía ser resuelta a la brevedad posible. La estrategia seleccionada fue llevar la guerra a los territorios y centros de operaciones que daban abrigo a los terroristas y es por ello que se invadió a Afganistán y luego a Irak.

Ahora, varios años después existe la opinión generalizada de que esta estrategia fracaso. La guerra en Afganistán esta en serias dificultades, y la guerra en Irak va de mal en peor y esto a pesar del aumento considerable de tropas estadounidenses en ese país. Por su parte Israel, el aliado principal de los Estados Unidos en el medio oriente ha sufrido un colosal desastre en el Líbano. La lucha en Palestina continua sin resultados positivos para Estados Unidos y hace pocos días Israel, una vez mas violando la carta de la ONU ataco a Siria. Se supone que se destruyeron instalaciones nucleares construidas con el apoyo y acesoría de Corea del Norte. Por su parte Irán interviene abiertamente contra las fuerzas estadounidense en Irak y continua aceleradamente con su programa para obtener armas nucleares. Finalmente otros dos frentes antiestadounidenses se están abriendo en la región. Por un lado Turquía y por otro Pakistán. Turquía con un gobierno moderadamente musulmán se ha visto obligado a entrar en conflicto con poderosas fuerzas pro musulmanas y antiestadounidenses en el medio oriente. Por otro lado los aliados Kurdos de Estados Unidos en Irak son enemigos mortales de los Turcos y ahí radica el dilema de las relaciones internacionales de Turquía con los Estados Unidos. Turquía tiene un ejercito de mas de 100 mil soldados listos para invadir Irak y con ello eliminar las bases terroristas Kurdas en el norte del país y talvez eliminar también el gobierno semi autónomo Kurdo en Irak. Finalmente Turquía tiene planes para terminar con el apoyo logístico que actualmente le presta a Estados Unidos en su lucha contra los fundamentalistas musulmanes en Irak y Afganistán. El interés nacional de los Turcos esta así en directa contradicción con los intereses estadounidenses y es evidente que el gobierno del primer ministro Erdogan no tendrá otra alternativa sino que terminar por defender dichos intereses nacionales, aunque ello signifique iniciar una controversia potencialmente gravísima con los Estados Unidos.

Por su parte Pakistán, tiene un gigantesco conflicto de intereses parecido. El Gobierno Paquistaní en contradicción fragante con uno de los objetivos básicos de su interés nacional (reconquista de Cachemira y alianza con los Talibanes en Afganistán), se ha visto obligado a aliarse contra los Estados Unidos en su lucha contra los terroristas islámicos. Esta fundamental contradicción ha minado las bases populares del Gobierno Paquistaní y pareciera solo cuestión de tiempo, para que el actual régimen pro estadounidense del General Musharraf sea derrocado y reemplazado por uno más congruente con los intereses de la civilización islámica. Es así como dos Estados musulmanes probablemente pronto dejaran de ser aliados de los Estados Unidos y pasaran a constituirse en dos bases importantes de la emergente civilización islámica. El peso de la historia y la movilización popular es demasiado poderoso como para permitir que las elite no pro-occidentales de esos dos sobrevivían por más tiempo. Algo similar le espera tal vez a países tales como Algeria, Tunisia, Arabia Saudita, Egipto y Jordania.

Estos eventos, sucesos y tendencias altamente negativas para la causa estadounidense, han despertado un intenso debate en los círculos intelectuales y académicos de los Estados Unidos. Particularmente en sus Universidades mas prestigiosas y sus numerosos “tanques de pensamiento” especializado en estudios de seguridad nacional. Revistas especializadas como: Foreing Affairs y Foreing Policy, están llenas de artículos escritos por académicos críticos de la actual intervención Norteamericana en el medio oriente. Estas preocupaciones y opiniones han saltado a la arena política y el partido Demócrata ha decidido hacer su próxima campaña presidencia, bajo la premisa que la estrategia neoconservadora ha fracasado y que es necesario cambiarla radicalmente.

Existe una idea más o menos generalizada que en los asuntos de paz interna, de seguridad nacional y política exterior siempre ha existido un concensus bipartidista y esto ha sido así particularmente a partir de la segunda Guerra Mundial. La política partidista se asume que termina donde termina el territorio a las orillas del mar o en el limite fronterizo. Todo se puede debatir y cuestionar internamente, pero hacia el mundo exterior, la política internacional del país particularmente la relacionada con la guerra y la paz tiene un sólido consenso tanto en el partido Democráta como en el Republicano. Naturalmente este consenso esta inspirado en los valores nacionales mas profundos y respetados.

Se argumenta también que con gran pragmatismo e inteligencia racional, el sistema político ha sabido resolver hasta ahora pacíficamente todos los conflictos de clase. La única excepción a esto fue la guerra civil de los años 60 del siglo XIX, donde el capitalismo industrial moderno del norte, aliado con la clase obrera industrial se entravó en mortal conflicto con el capitalismo salvaje, primitivo y esclavista del sur. Fuera de esta excepción el conflicto político entre ricos (hombres de negocios, capitalistas, banqueros, rentistas, profesionales y otros elementos de la burguesía) y pobres (empleados administrativos, asalariados industriales, trabajadores del campo y otros sectores del proletariado) se ha resuelto pacíficamente. Esto gracias a políticas inteligentes y racional tales como la democracia Jacksoniana y el Progresismo del Siglo XIX y luego gracias a la política inteligente y racional del Nuevo Trato del presidente Roosevelt y otros lideres del partido Demócrata que siguieron políticas similares a lo largo del siglo XX. Se argumenta que tal proceso de resolución y acomodación social recibió también el apoyo importante de sectores del partido opositor. Por lo tanto se produjo una solución racional y bipartidista al conflicto Social.

Esta idea comúnmente aceptada del cambio social racional y consensuado esta detrás del último libro escrito por el Vicepresidente Al Gore. El argumento central es que precisamente este consenso bipartidista permitió el cambio pacifico en el proceso de modernización de los Estados Unidos. No obstante el vicepresidente ahora ve con horror como toda esta racionalidad consensuada esta rápidamente desapareciendo. Con extrema claridad y lucidez en su libro titulado: “El Asalto a la Razón”, señala que el movimiento conservador (neoconservadores) representa un ataque sistemático al debate razonable de los asuntos públicos. Señala que los últimos años se ha desarrollado una alianza perniciosa y nefasta entre los grandes intereses capitalistas, un fundamentalismo religioso altamente peligroso y otros villanos enemigos de la justicia, la igualdad de oportunidades, la libertad y la verdad. Concluye argumentando que la decepción, el engaño, y la polarización de la política es un fenómeno nuevo y sin precedente en la historia del país. Naturalmente indica que este tipo de política irracional pone en mortal peligro la convivencia civilizada y pacifica del país.

Todo esto es poesía política y ello por cierto no esta basado en conocimiento empírico. El conflicto partidista es tan americano como el pastel de manzanas.

El propósito central de este artículo es tratar de demostrar que esta idea un tanto generalizada (la de la racionalidad pragmática) esta equivocada. La lucha de clases en los Estados Unidos a sido cruenta y altamente infiltrada por una política contestataria y partidista (party politics). La política exterior particularmente la relacionada con la guerra y la paz lejos de ser consensuada, a sido tradicionalmente extremadamente partidista y sectaria.

La historia de las relaciones bélicas de los Estados Unidos en los últimos 60 años, muestra claramente que tal consenso es un mito y en verdad esto no ha existido. Muy por el contrario las políticas bélicas han sido tratadas con un espíritu confrontacional o también llamado “Partisan-Politics”, o traducido como política de partido. Aquí el partido que domina el congreso invariablemente se opone a las políticas bélicas del presidente, si este presidente es débil, esta desacreditado y pertenece al partido contrario. Un considerable de Académicos mantienen la posición de que la Política estadounidense siempre ha sido partisan politics y el consenso a sido la excepción. Entre lios mas destacados se pueden mencionar a Lindan Fowler, Douglas Kriner. No obstante la base empírica de la historia de esta política partisana (1950-2007), esta fundamentada en los trabajos de William Howell y Jon Povehouse cuyos resultados fueron publicados en Foreign Affairs en un articulo denominado “Cuando el Congreso para las Guerras: Política Partidaria y el Poder Presidencia, (foreign affairs septiembre-octubre 2007)

Este trabajo discute con algún detalle esta dinámica partidaria y que se da desde la administración del presidente Truman a la del Presidente Clinton. Luego el trabajo continua con una discusión donde se analiza el fenómeno que hoy día se esta dando entre un congreso dominado por el partido Demócrata y el presidente Bush. Este análisis de la lucha partidista, continúa con un escenario que pronostica la derrota del partido republicano en las próximas elecciones del 2008, tanto en la contienda presidencial como en la contienda parlamentaria. El trabajo continua con una prognosis que discute las posibles repercusiones de una probable aplastante victoria demócrata sobre el actual proceso de globalización. Se predice que es probable que los demócratas decidan reemplazar la actual política de libre mercado por una radical política de proteccionismo económico. Similarmente también se predice que la futura administración demócrata va probablemente optar por una política exterior inspirada en principios aislacionistas y autárquicos. La política imperial del presidente Bush y su afán por ser el policía mundial, podría sí ser reemplazada por una política de fortalecimiento de las defensas continentales de Estados Unidos y Canadá concepto estratégico llamado “Fortress América”. Esto implicaría un retiro de las tropas estacionadas en Europa, Medio Oriente y Asia. En otras palabras una vuelta en la política externa que se practico durante en casi todo el siglo XIX y particularmente entre 1918-1941.

Se continúa argumentando que si esta política económica y política exterior se implementa en la forma señalada, ello podría significar un cambio paradigmático que comenzaría un proceso de gradual debilitamiento de la actual globalización y que este proceso eventualmente terminara con la globalización neoliberal. El trabajo finaliza con un breve análisis sobre las repercusiones que para Chile tendría el hecho que la actual globalización sea reemplazada por un mundo donde enormes bloques civilizacionales compiten furiosamente por el predominio económico mundial.

DESARROLLO

Victoria en la Elección del 2008: Es altamente probable que el partido Demócrata gane las próximas elecciones presidenciales. También es probable que gane una sustancial mayoría en ambas cámaras del Congreso Estadounidense. Las causas o factores que determinarían este resultado serian las siguientes.

El ciudadano promedio Estadounidense es por lo general un individuo razonablemente pragmático y utilitario. Además cree fervientemente en la justicia y el juego limpio (Fair Play), los dos valores capitales del carácter nacional son la protección de la libertad individual y la igualdad de oportunidades. Aplaude a aquellos individuos u organizaciones que tienen legitimo éxito y desprecia y castiga políticamente a aquellos individuos u organizaciones que fracasan debido a ignorancia, estupidez o ética defectuosa. Estas características básicas del carácter nacional Estadounidense han sido examinadas y estudiadas por muchos observadores extranjeros siendo Alexis de Tocqueville uno de los mas destacados. Este noble Frances visitó los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XIX y publicó el famoso libro titulado “Democracia en América”.

Ahora, si examinamos la historia de los conflictos bélicos de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX, veremos que estas características también se aplican a la evaluación que los ciudadanos hacen de sus presidentes en tiempo de guerra. La constitución del país asume que el ser humano es corruptible y que el poder es un factor importante en esta corrupción. La frase “El Poder Absoluto Corrompe Absolutamente” es uno de los principios elementales de dicha constitución. Y es por eso que siguiendo a Locke, los padres fundadores dividieron el poder del Estado en tres poderes cuidadosamente equilibrados e independientes entre si. Una vez mas, la idea central aquí era preservar las libertades individuales. Esta sofisticada división de poderes Constitucionales (balances y contrapesos), hace que el poder presidencial sea realmente bastante escaso y limitado. Se trataba de evitar por todos los medios posibles al sistema Hobbesiano donde el gobernante es absoluto y totalitario. Y todo esto con el fin de preservar la libertad individual. El presidente para tener éxito y poder cumplir con los objetivos de su programa electoral debe ser un maestro en el arte del compromiso y de la negociación política. Esto a fin de atraer y seducir a distintos focos de poder particularmente aquellos ubicados en el Congreso. Esta seducción o encantamiento la consigue cuando demuestra su capacidad politológica para diseñar políticas y programas racionales (es decir, que ellos tienen congruencia entre objetivos y medios), hábilmente obtiene suficiente apoyo popular y simultáneamente con todo esto logra conseguir el necesario apoyo de la elite política del país, para que así puedan implementarse con éxito estos programas.

En otras palabras, un buen presidente es capaz de hacer crecer su escaso poder real y legal gracias a su extraordinario liderazgo, legitimidad, estatus y prestigio como estadista. Richard Neustadt, ilustra este poder usando la metáfora de una red de centrales eléctricas interconectadas. Originalmente el poder presidencial, solo tiene una pequeña proporción de la totalidad del poder para tomar decisiones en el sistema político estadounidense, digamos tal ves menos de un 10%. El otro 90% esta distribuido entre un gran grupo de actores pertenecientes a la Elite Política nacional donde los mas importantes son entre otros Senadores, Diputados, miembros de la Corte Suprema, algunos Gobernadores de Estados importantes y Alcaldes de las grandes metrópolis. Para tener gobernabilidad adecuada, el presidente debe formar una coalición ganadora que tenga al menos la mayoría de la energía del sistema interconectado. Solo así podrá hacer andar y movilizar con éxito al Sistema Político Nacional.

El presidente eficiente usa con sumo cuidado su escasa cuota de poder. Presta su apoyo a distintos individuos claves de su coalición `para que estos puedan sacar adelante sus legítimos proyectos e intereses. Así por ejemplo, a un senador importante, el presidente le da todo su apoyo para que este logre la instalación de una importante industria que le de miles de empleos para los ciudadanos de su estado. Estos en agradecimiento seguirán votando por dicho Senador. Así mismo a otro Gobernador importante le presta su apoyo para que los productos de exportación de ese Estado entren con facilidad en los mercados de un país amigo. Todos estos legítimos favores y servicios son cuidadosamente anotados y contabilizados y porsupuesto ellos son hábilmente utilizados cuando el Presidente solicita que los servicios previamente prestados sean ahora retribuidos. Y este es el caso cuando el Presidente envía al Congreso un Proyecto de Ley. La acumulación de éxitos en la aprobación de los proyectos legislativos presidenciales va paulatinamente haciendo crecer el status, prestigio y reputación del presidente. Esto es como un poderoso imán que atrae a elementos claves de la elite política y ellos paulatinamente se van subiendo al carro de la victoria.

Por el contrario, presidentes que han demostrado incapacidad para formular proyectos racionales, o si lo ha hecho han sido incapaces de conseguir apoyo popular y el apoyo de otros centros de poder, invariablemente terminan con el llamado síndrome “Del pato cojo”. Esto quiere decir que el Presidente ya casi no manda, y el escaso poder legal que efectivamente tiene no lo pude utilizar con facilidad. El Presidente termina con un bajo apoyo popular y por lo general lleva su partido a una gran derrota electoral. Esto fue lo que le paso al Presidente Bush en las elecciones parlamentarias pasadas, donde el partido Republicano perdió la mayoría del Congreso. La causante principal de esta catástrofe presidencial, fue el conflicto del medio Oriente, particularmente la desastrosa guerra de Irak.

En la segunda mitad del Siglo XX, hay al menos 8 instancias en que algunos Presidentes se han visto afectados al menos temporalmente por el síndrome del pato cojo. El primero fue el Presidente Truman, que debido a su relativa incapacidad politológica no pudo ejercer suficiente liderazgo durante la Guerra de Corea y entro en conflicto con el Comandante en Jefe de las Fuerzas Estadounidenses luchando en dicho país. Allí, a pesar de el enorme y abrumador poder militar estadounidense, Truman no logro la victoria. En castigo el congreso le negó vital cooperación. Su popularidad cayo a menos de un 20% en las encuestas de opinión y todo termino con la victoria del partido Republicano en las elecciones de 1952.

El Segundo caso fue el del Presidente Johnson a finales de la década de los 60. Mientras la Guerra de Vietnam se arrastraba agonizantemente, y las bajas subían constantemente, el Congreso y el público se desencantaron con el conflicto y por lo tanto le quitaron su apoyo. El Presidente incapaz de gobernar adecuadamente se vio obligado a renunciar a la reelección y fue así elegido el Republicano Richard Nixon.

No obstante, las cosas no fueron mejor para este presidente. En 1970 el Congreso Demócrata anulo la resolución del Golfo de Tonkin y luego paso legislación destinada a terminar con la guerra. En 1973 el Congreso Demócrata cortó los fondos destinados a la lucha del sudeste de Asia incluyendo Cambodia, Laos, Vietman del norte y Vietnam del Sur. Poco tiempo después el Presidente Nixon fue obligado a renunciar debido a la terrible oposición del congreso bajo mayoría demócrata. Finalmente cuando el Vietnam del Sur cayó derrotado en 1975, el Congreso con mayoría demócrata prohibió que las tropas estadounidenses se involucraran en hacer cumplir los acuerdos de París. Todo esto a pesar de los reclamos y lamentaciones del Presidente Ford y de su ministro Kissinger.

Johson, Nixon y Ford debido a políticas pocos racionales, abusos de poder o incompetencia administrativa perdieron status, prestigio y legitimidad, y terminaron sus mandatos con contundentes derrotas electorales. En 1976 el Congreso con mayoría Demócrata prohibió el uso de recursos militares en Angola y el Presidente Ford se vio obligado a suspender la ayuda militar a las fuerzas prooccidentales de ese país. La guerra de Angola fue ganada por los izquierdistas con la fundamental participación del ejército Cubano.

En 1983 el Congreso Demócrata inicio la cuenta regresiva de los 60 días que exige la ley, que regula los poderes presidenciales durante tiempo de Guerra. El congreso le prohibió al Presidente Reagan que unilateralmente cambiara la misión de las tropas estadounidenses en el Líbano. Esto significo el fin de la participación de Estados Unidos en la misión de paz de Naciones Unidas en ese país. En 1984 la Cámara de Diputados controladas por los Demócratas, le prohibió al Presidente Reagan que diera apoyo a las fuerzas antisandinistas en Nicaragua. Y el Presidente cayo en el escándalo Irán Contra, donde se vio obligado a prestar ayuda ilegal a los rebeldes nicaragüenses. Este escándalo le impidió al Presidente intervenir directamente en centro América tal como el lo deseaba.

En 1993 el Presidente Clinton, debido a la oposición del congreso Republicano no pudo seguir la asistencia humanitaria para Somalia. La orden del Congreso fue que las tropas debían de salir de dicho país para marzo de 1994. Finalmente a finales de los años 90, el Congreso dominado por los Republicanos, impidió que el Presidente Clinton introdujera tropas en Kosovo. En esa oportunidad un congresista Demócrata reclamo amargamente que los Republicanos habían abandonado las tropas en el medio de una Guerra y que habían demostrado una hostilidad viceral contra el comandante en jefe.

Justamente para evitar que un Presidente que aparentemente ha perdido la cordura dejándose llevar por la ambición de alcanzar objetivos inalcanzables (tales como por ejemplo: aspirar que el mundo Árabe en algunos años adopte los procedimientos y practicas democráticas que a los países anglosajones le ha tomado mas de mil dificultosos años de entrenamiento. O lograr que esos mismos árabes acepten graciosa y pacíficamente la recolonización de sus territorios y particularmente la expropiación de su petróleo); es que la Constitución le da al Congreso enormes poderes para enfrentar los importantes problemas de la guerra y la paz. Bajo el alero de la Constitución Estadounidense el Congreso tiene el deber y el derecho para detener guerras pocos razonables o francamente estúpidas.

Los congresistas pueden dictar leyes que señalen cuanto tiempo pueden durar las campañas militares. También pueden controlar los presupuestos bélicos y como esos presupuestos deben gastarse. Además pueden convocar a reuniones publicas de investigación y evaluación de la guerra en curso. Pueden entregar opiniones a la prensa sobre asuntos de política exterior y mas aun pueden moldear poderosamente la opinión publica. Sus poderes constitucionales les permiten también cortar de raíz los fondos a aquellas aventuras militares irracionales. Pueden establecer cronogramas para el retiro de las tropas. Y también pueden cerrar las oportunidades para expandir el conflicto hacia nuevas regiones o países. Finalmente pueden demandar informes de evaluación sobre el conflicto y tomar medidas en bases a dichas evaluaciones. En conclusión los miembros del congreso pueden parar una guerra a través de legislación especifica, corte de asignaciones presupuestarias, audiencias publicas y evaluación y control legislativo.

Esto es precisamente lo que el actual Congreso dominado por los Demócratas esta hoy día haciendo. Por lo tanto es altamente probable que los Republicanos pierdan el poder. En forma gradual pero inexorable el partido Demócrata ha decidido terminar con la Guerra de Irak y ahora tiene la mayoría suficiente para hacerlo. Además tiene el precedente de mas de medio siglo de maquiavélica política partidaria. Política partidaria donde el partido dominante en el Congreso termina por ahogar y liquidar una guerra iniciada por un presidente perteneciente al partido opuesto, que ya no tiene prestigio dentro de la elite ni apoyo popular en la ciudadanía.

Los demócratas no repararán en ninguna estrategia o táctica por muy maquiavélica que ella sea para conseguir sus objetivos. Por cierto, siguiendo la tradición de la llamada “Partisan Politics”, o sea la política que busca el poder para el partido por sobre todo los otros intereses (el fin justifica los medios). Esta verdadera guerra política contra los Republicanos, explica con claridad, el curioso deseo de la dirigencia demócrata de pasar en estos días una resolución relacionada con Turquía.

La idea por cierto es conseguir que Turquía se enfurezca con Estados Unidos y cierre las instalaciones militares estadounidenses en ese país ya que ellas son vitales para proseguir la guerra en Irak y en Afganistán. En este caso la idea es conseguir una declaración del Congreso Estadounidense que señale que Turquía cometió genocidio contra los Armenios durante la primera guerra mundial.

Si esto ocurre, Turquía no solo cerrara estas bases de apoyo sino que también probablemente invadirá el norte de Irak a fin de tratar de destruir las guerrillas kurdas y también probablemente destruir el gobierno Kurdo en el Norte de Irak. Naturalmente que estos acontecimientos darían un impulso enorme al proceso de desintegración política de Irak y naturalmente esto ayudaría a conseguir los objetivos del partido Demócrata. Es precisamente este proceso el que facilitaría enormemente las presiones para terminar con la presencia estadounidense en ese país y talvez en todo el medio oriente. El descalabro seria tan monumental como el que décadas atrás sucedió en Vietnam. El partido Republicano por iniciar esta guerra, luego mal administrar la ocupación y finalmente sufrir una humillante derrota, obviamente será severamente castigado en las próximas elecciones. El ciudadanos promedio de los Estados Unidos, no tolera torpezas garrafales en la formulación y ejecución de políticas importantes para la ciudadanía. Su cultura politica desarrollada y su vigorosa participación en la sociedad civil lo obliga a tomar medidas correctivas radicales y drásticas. Esta característica es la que mas impacto a de Toqueville en el siglo XIX. Y naturalmente ella sigue viva y robusta en el siglo XXI. La inmensa mayoría del pueblo estadounidense rechazan el oscurantismo medieval e irracional de los fundamentalistas evangélicos que cuestionan la ciencia y el progreso científico. Sin duda este sector minoritario tendrá un rotundo fracaso en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias. Con esto la era inagurada por el presidente Reagan habrá llegado a su fin.

Las Probables Políticas Socioeconómicas que se Implantarán a Partir del 2009: El actual partido Demócrata esta furioso y hastiado con las políticas socioeconómicas impuestas por la elite estadounidense en los últimos 30 años. El Neoliberalismo, el neoconservadurismo y el Imperialismo, y todo lo que huela a ideologías contrarias a las bases socialdemócratas y populares del partido, serán naturalmente remplazadas por políticas públicas favorables a los asalariados y a la pequeña y mediana empresa. El libre cambio y el mercado libre será reemplazado por el proteccionismo y Adam Smith será sustituido por Alexander Hamilton y un nuevo trato ( New Deal), parecido al formulado y ejecutado por el Presidente Roosevelt a partir de los años 30 del siglo pasado.

Todo esto debido a que el estándar de vida de las grandes mayorías, que constituyen las bases del partido Demócrata, se ha estancado y en muchos casos ha declinado en los últimos años. Por el contrario el estándar de vida de los ricos particularmente la de los súper ricos se ha elevado a niveles bochornosos, muy parecidos a los que se tenían antes de la depresión de 1929. La clase media también ha visto disminuir la calidad de servicios tales como: vivienda, salud, empleo, educación, transporte, seguridad social, seguridad publica, y en el general todos los bienes y servicios que en años anteriores entregaba el Estado de Bienestar. Los impuestos son regresivos ya que a los trabajadores se les descuenta por planilla una gran cantidad de tasas e imposiciones mientras que los ricos, con la asesoría de contadores y abogados especializados se las arreglan para pagar muy poco.

La lista de autores que reclama esta gigantesca injusticia y el peligro que ella representa para la salud del sistema político estadounidense es enorme. En la década de los 80 del siglo pasado el más destacado de ellos fue William Domhoff, quien publico una gran cantidad de libros sobre el peligro de la creciente plutocracia. Entre los libros mas importantes se pueden enumerar,”The Power that Be”: Process of ruling class domination in America 1979”; “Who rules America Now? View of the 80´s 1986”; “Who rules America? Power and Politics in the year 2000”. En década de los 90 el mas prolifero de estos autores fue Kevin Phillips, y publico varios libros tales como: “La política de Ricos y pobres”, “ El Punto de Ebullición”, “Capital Arrogante”, “ La guerra de los Primos” y finalmente a comienzos del siglo XXI su famoso libro titulado, “Riqueza y Democracia”.

En este ultimo libro, Philips concuerda con Joseph Stiglitz, en el punto que la actual Globalización ha beneficiado enormemente a los ricos y perjudicado drásticamente a los pobres. No solo a nivel planetario sino particularmente a los estadounidenses. Algunos de los argumentos de Phillips, vale aquí la pena recordar, señala por ejemplo que la porción de la riqueza del país en manos del 1% más rico de la población subió de 22% a 40% entre 1979 y 1989. indica también que para mediados de los años 90 este 1% mas rico de la población había capturado el 70% de todas las ganancias producidas entre 1975 y 1995. El otro lado de la medalla era la creciente pobreza de la mayoría de la población. El ingreso real promedio ha bajado los salarios y estos se han estagnado , se ha reducido drásticamente el sentido de comunidad, los servicios gubernamentales se han deteriorado, la salud física y mental de la mayoría ha declinado drásticamente. Para enfatizar su argumento Phillips cita al Senador Bradley quien señala que “Cuando la política es secuestrada por el dinero, tal como ocurrió en la última parte del siglo XIX y tal como ocurre hoy día, el pueblo sufre. Ni la oportunidad económica, ni la seguridad económica recibe el lugar que merece en nuestras ambiciones nacionales. Hay por sierto una relación estrecha y directa entre el nivel de oportunidad y seguridad disponible para toda familia americana y el hecho que mantengamos nuestra democracia separada de las fuerzas del dinero”.

Phillips continúa señalando que a comienzo del siglo XXI Estados Unidos nuevamente se transforma en Plutocracia, similar a la Plutocracia de la edad Gilded. El año 2000 las fortunas mas grandes del país eran cuatro veces mas grande que en 1990, y que estas fortunas deciden los destinos del país. La esencia de un Sistema Plutocratico es la habilidad que la riqueza tenia para salir del ambiente económico e invadir el ambiente político, y así logran controlar el gobierno del país. Phillips prosigue su análisis señalando que en los Estados Unidos tal como lo explica Samuel Huntinton, el dinero se transforma en demoníaco, no porque puede comprar bienes, servicios, sino que cuando compra el poder político. Las desigualdades económicas se transforman en demoníacas y malignas, cuando ellas se traducen en desigualdades políticas. La desigualdad política a su vez lleva a una mayor desigualdad económica. Phillips agrega que la avalancha de libros que discuten esta conversión de la política es abundante. Destacándose entre estos se pueden mencionar los trabajos de Elizabeth Dreuw, relacionado con la compra de la Presidencia, la compra del Congreso, y las corrupción de la politica americana. Phillips continúa argumentando que muchos observadores han criticado que la recolección de fondos para la campaña presidencial del año 2000 fue una “Primaria de la riqueza” o “un remate de la Nación”. Por su parte el Senador Mc Cain argumenta, que el Sistema de financiamiento de la campañas electorales, es solo un sofisticado mecanismo que seguran que el país se venda al mejor postor. Phillips luego cita al historiador Arthur Lshlesinger, señalando que America se ha transformando en una pervencion irónica de las palabras del Lincoln en Gettysburg. El gobierno se ha transformado en el gobierno de las corporaciones multinacionales, por las corporaciones y solo para las corporaciones.

Phillips continúa su análisis señalando que el comentarista de televisión Bill Moyers, a dicho que la edad Gilded ha vuelto solo dos meses después de la inaguración del presidente Bush. Moyers señala que los que gobiernan son los grandes capitalistas, las grandes corporaciones y el gran comercio. Ellos son los grandes Señores (los nuevos nobles) que supervisan las acciones del gobierno. La Casa blanca, el Congreso, y el poder Judicial refleja y protege sus intereses. Parece que el gobierno se maneja por control remoto desde la Cámara de Comercio, la Asociación Nacional de manufacturas y el Instituto Americano del Petróleo. Naturalmente el pueblo entiende esta situación. En una encuesta de opinión realizado en el 2001 por el New York Times, casi el 60% de los Estadosunidenses señalaron que la administración favorecía a los ricos y solo el 10% señala que favorecía a la clase media y a los pobres.

Phillips continúa su análisis señalando que La Organización Ciudadana Por la Justicia Tributaria, solo analizando la riqueza a 6 individuos, (El Presidente, El Vicepresidente, y los Secretarios de Estado, Tesoro, Defensa y Comercio), tienen ingresos anual de casi 200 millones y una riqueza total de casi 630 millones de dólares.

Phillips argumenta que todo esto ocurre mientras la clase media y el proletariado, experimentan drásticas reducciones en ingreso y riqueza. El aumento del ingreso real de la enorme mayoría de los trabajadores estadounidenses (mas del 60% de la población) alcanzo su nivel mas alto a fines de los años 60 y de allí para adelante se estanco y empezó a declinar. El estándar de consumo de los años 60 se ha mantenido a costa de un enorme aumento del endeudamiento individual. La riqueza total de la mayoría de la población hoy día ha caído bajo los niveles alcanzados en 1973.

La enorme mayoría de los ciudadanos sobreviven pesadamanete endeudados. Mas aun para mantener los niveles de vida de fines de los años 60, ahora es preciso que marido y mujer trabajen. Esto ha aumentado las presiones de la vida cotidiana. Se trabaja largas horas , los hijos están solos, se viaja al trabajo por largos periodos de tiempo, los beneficios del trabajo se han deteriorado y el empleo temporario e inseguro crea enormes problemas sicológicos. A finales de los años 70, aun cuando el producto bruto siguió creciendo, muchos indicadores señalaban un deterioro significativo en la salud social y política de los Estados Unidos durante los años 80 y 90.

Phillips concluye argumentando que ahora a comienzos del siglo XXI, la declinación relativa de los Estados Unidos como un súper poder económico ha creado la política del resentimiento. Mientras un gran poder económico comienza a decaer, los ciudadanos comunes y corrientes son por lo general los canarios de la mina del carbón. Esto ya que las elites financieras siguen ganando fortunas por una generación o dos, la política popular tiende a la frustración. En su comienzo se da lo que los historiadores llaman un Despertar Reaccionario, tal como se dio en el Imperialismo Popular que domino a la Gran Bretaña en la década de los años 1980. Sin embargo Todo esto cambia cuando el abismo entre la elite y la masa (dos tercios de la Población), llega a ser inflamatorio. Es aquí en este punto donde la política toma una pronunciada tendencia hacia una economía antielite. Esto se intensifica si se produce una recesión económica acompañada de una explosion especulativa

Phillips termina su análisis con un anexo espelugante. El apéndice B se refiere a estadística que llevaron a la gran Crisis del 1929. El autor señala en una tabla que la proporción del ingreso que es capturado por el 1% mas rico de la población llego a 13,1% en 1914, a 12,8% en 1919, a 14,94% en 1928, a 8,38 en 1948 a 9.3% en 1979 a 12,5% en 1989 y 15,8% en 1997.

En otras palabras, en opinión de Phillips la distribución regresiva del ingreso a fines de la década de los 90 era peor que la que precedió a la catástrofe de 1929.

Las predicciones de Phillips escritas a comienzos del año 2002 han resultado acertadas. Un poderoso movimiento político esta cuestionando toda la política neoliberal impuesta desde el tiempo de Reagen. El problema ha adquirido características dramaticas que incluso el bastión del neoliberalismo fundamentalista, como es la Revista The Economist a publicado diversos artículos señalando los peligros políticos que sino son resueltos podrían destruir la actual globalización. Había solo de ejemplo basta mencionar dos artículos publicados en The Economist en Enero del 2007, y que son indicativos de esta preocupación . El primero se titula “La Globalización y el Surgimiento de la Desigualdad”. Aquí se indica que una venenosa mezcla de desigualdad y salarios estacados en los Estados Unidos pone en peligro la Globalización. Textualmente se señala que: “Desde el año 2001 el salario del obrero típico en Estados Unidos esta detenido, los salarios reales están creciendo menos de lamitad del crecimiento de la productividad. En contraste los ingresos de los altos ejecutivos como aquellos que se juntaran en el Foro Económico Mundial, en Davos Suiza la próxima semana, están gozando de una bonanza. Si se mira 20 años atrás, el ingreso total de un Gerente superior ha subido de aproximadamente 40 veces el salario promedio de sus empleados ( nivel mantenido por 4 décadas), a 110 veces hoy día”. Por el contrario se señala que la participación del factor trabajo en el producto bruto a caído a niveles históricos, mientras las ganancias se disparan. Se argumenta que el 1% mas rico de la población se esta llevando la tajada del león de las ganancias de la globalización. Entre tanto el resto y no solo los obreros sino también la “clase media sufre amargamente esperando la próxima reducción de puestos de trabajo o reducción en los salarios. Naturalmente ellos no están felices”. El segundo articulo titulado “En la Sombra de la Prosperidad” se discuten las penurias, sacrificios y aquellos millones estadounidenses que se consideran los perdedores en el proceso de Globalización (the Economist, january 20, 2007 pp15-16 y pag 32-34)

Finalmente un articulo de Foreingn Affairs de julio-agosto de 2007, confirman las tendencias descritas anteriormente. Kenneth Scheve y Matthew Slaughter, en su articulo titulado “Un nuevo Trato para la Globalización”, señala textualmente que “Los ingresos de los trabajadores estadounidenses aun aquellos con títulos universitarios, han caído sustancialmente. La desigualdad es mayor ahora que en ningún otro periodo en los últimos 70 años. Cualquiera que sea las causas de este fenómeno, el resultado a sido un enorme y peligroso crecimiento de sentimiento proteccionista”, los autores luego señalan que a fin de salvar la globalización los políticos deben repartir mucho mejor las ganancias y el mejor camino para hacer esto es la redistribución del ingreso. En forma más detallada se señala que menos del 4% de los trabajadores estaban ubicados en grupos educacionales que gozaron de aumentos en sus ingresos promedios entre el año 2000 y 2006. este ingreso promedio creció para aquellos trabajadores con doctorados y algunas maestrías profesionalizantes. Pero el ingreso promedio cayó para todo el resto. En contraste con otras épocas hoy día no solo están sufriendo los que están en la base de la pirámide salarial, sino que también individuos con títulos universitarios han visto sus ingresos declinar. Se concluye que la desigualdad en Estados Unidos es mayor hoy que en cualquier otro periodo desde los años 20 del siglo pasado.

Como conclusión de toda esta literatura previamente mensionada es necesario enfatizar que los buenos trabajos de antaño ahora están en la China, India o México. El empleo de muchos es temporal, mal pagado e inestable, casi cincuenta millones de ciudadanos no tienen seguro medico. Sectores industriales completos han cerrado sus puertas por lo tanto barrios y ciudades se han transformado en pueblos fantasmas donde reina el desempleo y la pobreza. Se asume que el libre mercado global es el culpable de todo estos males y la solución de esto es el proteccionismo. Se están desempolvando viejos tratados y ahora se discute a Hamilton, Jefferson y Washinton, dejando de lado a Adam Smith, Ricardo, Milton Fridman y el resto de la Escuela de Chicago. El obrero americano no puede competir con el semi esclavo asiático que gana unos pocos dólares al día, cuando el estadounidense gana como mínimo 6 dólares la hora (US$75 la hora en el caso de los obreros automotrices). En el costo de un automóvil estadounidense alrededor de US$1.600 son para pagar el seguro medico de los trabajadores, mientras que para un auto japonés este costo es solo de US$100 y en el caso de los obreros, este costo no supera los 10 dólares. El año pasado los vehículos asiáticos capturaron la mitad del mercado estadounidense. Como consecuencia directa de la caída de la competitividad industrial en los Estados Unidos, las perdidas en el Sector Industrial son enormes. La Ford reporto pérdidas de casi US$ 13.000 millones el año pasado. Por razones similares la Generals Motors planea despedir mas de 30.000 obreros antes de fin de año (The Economist, Septiembre 29, 2007, pag 67-68)

Así no se puede competir, y así lo han entendido los líderes del partido Demócrata. Naturalmente de esto se habla poco para no asustar demasiado a los sectores ultra conservadores y religiosos fundamentalistas de la sociedad americana. Pero las señales son claras para todos los que las quieran ver. La idea fuerza es reconstruir el Estado de Bienestar y naturalmente esto costara mucho dinero. Estos recursos se lograran con los impuestos que se cobraran a aquellos individuos con ingresos superiores a los US$ 150.000 al año. Todos los candidatos demócratas a la presidencia tienen ideas similares, pero la persona ideológicamente mas comprometida con el reemplazo del modelo liberal globalizante por el modelo socialdemócrata proteccionista es la Senadora Clinton. Ella es la que probablemente será la próxima presidente de los Estados Unidos.

El Partido Demócrata también esta furioso y hastiado con la política intervensionista-imperialista, implementada por los republicanos. El trabajo de ser policía del mundo es irracional y los beneficios que esto da solo favorece a un pequeñísimo número de dueños del capital, profesionales y ejecutivo de las multinacionales. Con esta política imperialista el prestigio de Estados Unidos esta por los suelos y la mayoría de la población del planeta esta acumulando odios hacia el imperio Americano. Se argumenta por muchas academias que esta tendencia es sumamente peligrosa para la existencia misma de la Republica.

En un reciente articulo en Foreing Affaire, Charles A. Kupchan y Peter L. Trubowitz con alarma observan las profundas divisiones que existen hoy día en los Estados Unidos sobre la naturaleza y objetivos de la política exterior. Señalan que estas divisiones pueden producir primero un liderazgo fallido en la arena mundial y luego una tendencia aislacionista. Se propone que las responsabilidades y compromisos externos deben ser reducidos a un nivel en que ellos puedan ser políticamente sustentables. Solo así se podrá recobrar liderazgo mundial y restablecer un consenso básico en la política externa nacional. Indican con preocupación que a principios del siglo XX, las profundas divisiones partidistas produjeron cambios peligrosos y no predecibles en la política exterior del país. Estos cambios finalmente llevaron hacia una política aislacionista y a la tendencia a separarse y aislarse del mundo. Se argumenta que una dinámica similar se esta produciendo al comienzo del siglo XXI. El unilateralismo de la administración Bush ya se ha probado que no es sustentable. El partido demócrata tiene ambiciosos planes para dar nueva vida a las organizaciones internacionales y en particular a Naciones Unidas, pero los autores señalan que esta estrategia es también insostenible políticamente.

El partido republicano tiene poca paciencia para el multi lateralismo cooperativo, y no puede ver a las Naciones Unidas, seguramente usara sus senadores para bloquear cualquier intento en esa dirección. Se señala que todo esta enorme brecha programática y la extremadamente asida disputa domestica producto de la guerra en Irak, ha drásticamente reactivado la política sectaria que es enemiga del compromiso. Esto podría una vez mas obstruir políticas de estado consensuadas y con ello provocar una retirada irregular del mundo exterior. Se indica que el electorado ya tiene esta tendencia de forma acentuada. Se trata de salir de los problemas cueste lo que cueste. Para documentar esta visión los autores citan un estudio de opinión elaborado en diciembre del 2006 por la Encuesta C.B.S. En ella la mayoría o más del 52% de los norteamericanos piensa que el país debe preocuparse de sus propios problemas. Se señala con alarma que durante la apasionada oposición a la guerra de Vietnam, solo el 36% de los estadounidenses mantuvieron esta posición aislacionista . Actitudes de este tipo son particularmente pronunciadas entre los jóvenes. El 72% de aquellos que tienen entre 18 y 24 años señalan que Estados Unidos no debe involucrarse en los asuntos de otros países y menos resolver crisis Globales. Se concluye indicando que si Washinton continúa con su actual estrategia intervensionista que naturalmente excede sus medios y recursos políticos, el sentimiento aislacionista entre los estadounidenses con seguridad crecerá a niveles inmanejables (Foreing Affairs, Julio-agosto 2007)

Ahora es preciso señalar que según los postulados de la Escuela Realista de las Relaciones Internacionales, para ser un policía efectivo del mundo, se necesitan algunos requisitos fundamentales. Primero poseer al menos la mitad del territorio del planeta, segundo contar con la lealtad de al menos de la mitad de la población mundial, Tercero poseer mas de la mitad del Producto interno bruto mundial, y finalmente tener unas fuerzas armadas de no menos de trece millones de soldados (un policía por cada 500 habitantes del planeta). Naturalmente que estas cuatro características no se encuentran en las bases del actual poder estadounidense. Por lo tanto el imperialismo es una política irracional y potencialmente suicida. Este imperialismo cansado como lo llama Ferguson, debería ser rápidamente reemplazado por una retirada estratégica, o también llamada como la Política de “Fortress América” o Fortaleza Americana. De acuerdo a ella los Estados unidos se retirarían militarmente del mundo, concentrarían sus tropas en el continente americano y allí las harían imbatibles e inexpugnables. De este modo ningún poder hostil o combinación de poderes hostiles podría tener éxito en una agresión hacia los Estados Unidos y
Canadá.

Una similar política aislacionista ya fue implementada en épocas anteriores. Ella guió las relaciones internacionales de los primeros años de la Republica y de gran parte del siglo XIX. Ella volvió hacer implementada después de la primera guerra mundial y se mantuvo hasta que los Estados Unidos fueron atacados por Japón en 1941. Naturalmente el partido demócrata no discute ni defiende abiertamente sus intenciones en política exterior y ello porque despertaría la oposición inmediata de una potente minoría religiosa fundamentalista y retrograda que aun mantiene ideas irracionales, no científicas, mesiánicas e imperialistas tales como por ejemplo la defensa a ultranza del Estado de Israel.

De todos modos el aislacionismo y la “Fortaleza Americana”, probablemente será el corazón de la política exterior estadounidense si el actual elite demócrata obtiene el poder el próximo año.

Probable Impacto de la Victoria Demócrata sobre la Globalización Actual: Las políticas en defensa del interés nacional de Teodoro Roosevelt, Wilson, y otros presidentes progresistas de comienzo del siglo XX fueron sin duda una de las causas importantes del fin de la globalización que duro entre 1870-1914. Posteriormente el golpe de gracia a esta globalización la dio el presidente Franklin Delano Roosebelt después de 1929. Con los demócratas en la casa blanca y en el Congreso en el 2008, probablemente se incentivara el proceso de creación de grandes bloques comerciales que podrían terminar con la globalización actual iniciada en los años 70 del siglo XX. La guerra Comercial entre estos bloques sería casi inevitable. El desarrollo económico del planeta se basara entonces en gigantesco bloques autárquicos. Esto es lo que Huntintong ha llamado “El conflicto de las civilizaciones” (the clash of civilizations).

El mercado común Europeo, por un lado. Rusia y sus Aliados del Este por otro, Estados Unidos y Canadá en América del Norte. Latinoamérica, Los musulmanes y África cada uno por su lado, y el Gigante Asiático compuesto por los Tigres, Japón, China e India, competiendo furiosamente contra todos los otros bloques juntos.

Los países pequeños y exportadores no integrados a uno de estos grandes bloques en guerra comercial despiadada, probablemente entraran en un proceso de aguda decadencia económica política y social. Para los aislados, los mercados se cerraran tan como ocurrió después de 1929. Los países exportadores pequeños tendrán la opción de integrarse con países con cultura a fin y de su misma civilización o quedar aislado sufriendo las consecuencias.

Desafíos para Chile: Si todo esto se desarrolla de acuerdo al escenario esbozado mas arriba, nuestro país estaría en serios problemas. Las manzanas, los kiwis, arandanos, uvas, vinos y tantos otros productos agroindustriales de exportación, encontraran formidables barreras aduaneras, donde hoy día entran con tazas razonables. Lo mismo ocurrirá con los productos de celulosa y madera, cosa igual pasaría con las exportaciones de productos pesqueros y mineros. Si todo esto ocurre se producirá una brutal caída en nuestras exportaciones. Esta catástrofe económica creara a su ves desempleo masivo e impedirá que podamos adquirir suficientes divisas para comprar petróleo, medicamentos, maquinarias sofisticadas y un sin numero de productos de consumo. Es probable que la enorme crisis social (Cuestión Social), que arrasó con Chile a partir de las crisis económicas de principios de siglo XX se vuelvan a repetir con efectos devastadores para nuestra sociedad.

Para evitar esta catástrofe socioeconómica y política, es preciso integrarse a proyectos de cooperación comercial del Continente Latinoamericano. El Mercosur, el Mercado Andino y la Nueva Iniciativa de Integración Chavista ( Alba), deberían ser exploradas con sumo cuidado, objetividad y patriotismo continental. El enorme mercado que va desde el Rió Grande en México a la patagonia, debe ser la tabla salvadora para los países latinoamericanos.

Es altamente probable que Latinoamérica se vea obligada a reinventar el Estado de Bienestar que se creo a partir de la Gran Crisis de los años 20 y que gracias a la estupidez de las políticas neoliberales y de las dictaduras de derecha se perdió a principios de los años 80 del siglo pasado. En los años 30 la tarea fue facilitada por la política del “buen vecino”, del Presidente Roosevelt. Es probable que esta vez el nuevo Estado de Bienestar Latinoamericano, deba ser creado independientemente de lo que haga o no haga Estados Unidos.

CONCLUSIONES

La posibilidad que el Sistema Económico Mundial cambie de la actual Globalización liberal a un Sistema de Bloques o Mercado Comunes Autárquicos parece ser altamente probable. Estos grandes bloques económicos naturalmente serian altamente competitivos entre si, conformando lo que se a denominado “El Choque Económico de las Civilizaciones”. Naturalmente si este choque se produce, ello traería consecuencias tremendas para Chile.

Nuestro país ha puesto todos sus huevos en la canasta de la Globalización Neoliberal y por lo tanto se encuentra desnudo de defensas alternativas para enfrentar una crisis producida por el fin de la actual globalización. En el caso que esta globalización se hunda ya sea por conflictos bélicos (Como sucedió con la globalización decinomionica que colapso en 1914); o ya sea por el prolongado conflicto económico, donde el proteccionismo exacerbado produce el colapso del comercio entre bloques autárquicos.

Antes estas perspectivas el país debería prepararse. Debería empezar esta tarea con la preparación de un estudio objetivo y desapasionado de la situación internacional. Esta tarea la tienen que hacer las Universidades en sus centros de investigación especializada. Esperar que la actual elite política, inicie y concluya con éxito un estudio de este tipo es utópico. Las preocupaciones de la política domestica contingente son demasiadas absorbentes. Además es poco probable que la presidenta se preocupe de formar una comisión para estudiar el problema que se nos vendría encima si la actual globalización colapsa. Esta claro que este problema es muchísimo más grave que la seguridad publica, la salud, educación, seguridad social, o los salarios. Lo que esta en juego aquí es todo el modelo neoliberal Chileno y la falta de respuesta que este tendría para el caso que la Globalización se hunda.

Las universidades pueden hacer mucho mejor este trabajo, ya que ellas tienen especialistas en relaciones internacionales, mucho más objetividad y mucho menos intereses creados. Afortunadamente Chile tiene una valiosa experiencia acumulada sobre los diagnósticos que se hicieron cuando el modelo liberal dejo de funcionar adecuadamente para Chile en los años 20 del siglo pasado. Hay abundante literatura sobre este tema y escrita en la década de los años 30. Particularmente significativos fueron acuciosos estudios realizados por diferentes colegios profesionales entre los cuales se puede destacar el Colegio de Ingenieros de Chile, la Academia Chilena de la Historia, y particularmente Departamentos especializados de la Universidad de Chile. Rol destacado entre estos esfuerzos intelectuales y académicos tienen los libros escritos por el Presidente Pedro Aguirre Cerda.

También es preciso mencionar una gran cantidad de Tesis Doctorales escritas por académicos estadounidenses, donde se escudriña, estudia y analiza a profundidad los antecedentes que llevaron a la creación del Estado de Bienestar en Chile y la Corporación de Fomento a la Producción en la década de los años 40 del siglo 20. También hay importantes trabajos donde se detallan toda la circunstancias que permitieron reemplazar el modelo exportador de materias primas por el modelo de sustitución de importaciones y la industrialización. Los archivos de la CEPAL así como los archivos de la CORFO serian una fuente valiosísima de material bibliográfico que pueden ser de mucha utilidad para analizar y diseñar las futuras estrategias y el modelo que nuestro país debería adoptar si es que el cambio paradigmático de Sistema Global, predicho aquí llegara a producirse.

En conclusión se necesita un “nuevo ladrillo”, es decir, un documento parecido al que prepararon académicos de la Universidad Católica y que fue luego utilizado por la dictadura militar para implementar a sangre y fuego el neoliberalismo en Chile. El nuevo ladrillo debería preocuparse de tres temas importantes. Primero como crear un nuevo Estado de Bienestar que sea mucho mas eficaz y eficiente que el Estado de Bienestar que se creo en Chile después de la crisis de 1929. Segundo, elaborar una estrategia de desarrollo de economía mixta, donde el Estado se haga cargo de la Industrialización acelerada del país, mediante el uso de empresas estatales. Naturalmente pilar fundamental de esta nueva política deberá ser la renacionalización del cobre. Igualmente se debería pensar en como empresas estatales pueden entregar servicios públicos baratos y de buena calidad, tales como agua, alcantarillado, obras publicas, carreteras, puertos, electricidad, telecomunicaciones, transporte publico, salud, educación, vivienda, seguridad social, etc. Esta estrategia de desarrollo estatista e intervensionista, naturalmente debe ser complementada con una estrategia de fomento y desarrollo del sector privado, particularmente el sector dedicado al consumo interno, a la sustitución de importaciones y prioritariamente a aquel sector dedicado a las exportaciones. La actual estrategia exportadora en manos privadas debe seguir y fortalecerse. Tercero, el nuevo ladrillo debe también incluir ideas, proyectos y políticas, relacionadas a como participar y colaborar activamente con otros países latinoamericanos en la formación de un gran mercado común que se extienda desde el Río Grande en México hasta la Patagonia. Las iniciativas del MERCOSUR, el Pacto Andino, y el Mercado común propuesto por el Presidente Chávez deben estudiarse a fondo. Finalmente todas estas políticas deben complementarse con ideas diseñadas para construir y hacer realidad de una vez por todas el sueño de Simón Bolívar.

LOS PUEBLOS TIENEN LOS GOBIERNOS QUE SE MERECEN

Fernando Duque Ph.D.

Profesor titular

Universidad de los Lagos

Julio de 2006

En tiempos de crisis, los miembros de una organización tienen al menos dos opciones claramente diferenciadas, una racional y la otra irracional. Las organizaciones razonablemente sanas o sea, aquellas en que la mayoría de sus miembros tienen una cultura pro trabajo, son relativamente productivas y adoptan conductas éticas y orientadas al bien común; tienden a elegir y a seguir a aquel líder que se destaca por su demostrada bondad, inteligencia superior, fortaleza física y el atractivo irresistible de su personalidad. Los miembros de la organización no tienen miedo que dicho líder carismático o mesiánico ponga en peligro los intereses particularistas de cada individuo dentro del grupo. Se produce así un casamiento o congruencia positiva entre el líder y sus seguidores. Dado este peculiar y feliz fenómeno, por lo general la organización logra resolver sus problemas y salir de la grave crisis que ha amenazado su seguridad y sobrevivencia.

Por el contrario, en organizaciones enfermas y en franco proceso de decadencia institucional, el fenómeno es totalmente distinto. Organizaciones decadentes son aquellas que sufren graves síntomas de lo que Víctor Thompson llamó “bUropatologías”. Uno de los aspectos más importantes de este fenómeno, radica en que la mayoría de los miembros de la organización, sufren el llamado “síndrome de corrupción burocrática” esto quiere decir, que la mayoría de sus miembros tienen una cultura hedonista, lúdica o epicúrea y por lo tanto son improductivos y adoptan conductas relativamente corruptas y orientadas a defender sus privilegios particularistas. Estos tipos de individuos, en tiempos de crisis tienden a elegir, como autoridad a individuos mediocres y burocráticos. En otras palabras a directivos que no representan un peligro evidente para sus intereses individualistas egoístas y espurios. En otras palabras, no se elige al mejor. Por el contrario se elige aquel burócrata que da expresas garantías y que promete no tocar los privilegios previamente logrados dentro de la organización. Con un liderazgo de este tipo, la organización no es capaz de corregir su rumbo y termina por dirigirse derecho al precipicio. De este modo, cada uno de los miembros de la organización en decadencia, saltan como borregos uno detrás del otro hacia el despeñadero.

La literatura organizacional ilustra el fenómeno previamente descrito, con una amplia colección de casos emblemáticos.

Por ejemplo un pueblo en crisis, pero relativamente sano, tal como lo fue los Estados Unidos en el siglo pasado, elige a Teodoro Roosevelt al principio del siglo 20, sigue con Wilson antes de la primera guerra mundial y termina con Franklin D. Roosevelt después de la gran crisis del año 29. Por el contrario, el mismo pueblo, pero esta vez en franco proceso de decadencia política elige a George W. Bush a fines del siglo 20. En Europa, las elecciones de Churchill y de Charles de Gaulle, también se dan como ejemplos de pueblos sanos pero en crisis que supieron elegir al líder indicado cuando este era más necesitado.

En nuestro país por desgracia, la combinación o casamiento benigno entre pueblo relativamente sano y líderes de verdad, se dio una sola vez en su historia y este fue el caso extraordinario de la república portaliana entre 1830 y 1860. Posteriormente, sólo los valientes pero trágicos intentos de Balmaceda y Allende se destacan dentro de un uniforme océano de mediocridad y decadencia política.